Estamos asistiendo en estos días
al manejo intensivo de trolls al servicio del gobierno de Noboa, quien busca
imponer una dictadura represiva y sin control ni fiscalización alguna. Es
perceptible apreciar como aplican la práctica intensiva, sin réplica, en la
práctica del bombardeo ideológico trazado por el ministro de Propaganda del
nazismo, Joseph Geobbels, quien enseñaba a todos sus subalternos del Tercer
Reich que “Una mentira cien veces hábilmente repetida se convierte en verdad”.
Analicemos dicha manipulación informativa y el anonimato agresivo y
descalificador en sus mensajes.
Existen tres objetivos en las
campañas de mentiras del oficialismo, con cientos o miles de trolls, en estos
días:
Primero: Hacer creer que
la delincuencia existe porque así lo permite la Constitución vigente.
Segundo: buscan convencer
a nivel nacional que la masiva, poderosa e inocultable movilización en Cuenca,
defendiendo sus fuentes hídricas, ha sido producto de la desinformación y el
engaño a la ciudadanía.
Tercero: Pretenden indisponer a la mayor cantidad de gente posible en contra del movimiento indígena, para intentar neutralizar y descalificar sus proposiciones, incluso recurriendo a aspectos racistas.
Vamos hoy al primer objetivo engañoso a la luz
de la lógica y de la razón.
En Ecuador, al igual que en
Colombia, Perú, Bolivia, Honduras, México, Chile, y otros países existen
problemas de seguridad y de delincuencia similar. Pero la Constitución del
Ecuador no está vigente en ninguno de los hermanos países, ni tampoco la Carta
Magna de ellos rige en nuestro país, pero en todos ellos, con Constituciones
diversas, existen problemas de seguridad similar.
Quienes dicen que la raíz de la
delincuencia del Ecuador está en el texto constitucional, están profundamente
equivocados. Nunca precisan cuáles son los artículos que promueven la
criminalidad o la impunidad. Solo se han referido a que el Art. 416, numeral 6,
permite el ingreso de extranjeros, que por cierto es una regulación discutible.
El concurrir a otro país, emigrar incluso, no es soporte para creer con razón
que migración es sinónimo de criminalidad. Nuestros compatriotas están en EE
UU, Canadá, México, España, y cien países, pero en ninguna parte son
irrespetados ni menospreciados. Todo lo contrario, son muy estimados por su
sencillez y laboriosidad. Siempre debemos recordar el viejo dicho: “No hagas a
otro lo que no deseas que te hagan a ti.”
LAS NORMAS QUE JUZGAN LOS DELITOS
Y ESTABLECEN PROCEDIMIENTOS JURÍDICOS, PENAS Y SANCIONES NO ESTÁN EN LA
CONSTITUCIÓN, SINO EN LAS LEYES SECUNDARIAS. Sobre todo en el Código Orgánico
Integral Penal, COIP, en el caso de nuestro país. Esos cuerpos jurídicos son
los que deberían perfeccionarse, y junto a ello tener jueces y fiscales probos
y honestos. Recordemos que el 7 de mayo del 2011 mediante fraude electoral, con
1´229.330 votantes fantasmas se llevaron las cortes. Que existen jueces y
fiscales que son una calamidad, sin absolutizar eso es cierto. La mayoría se
posesionaron luego del fraude para tomarse la Justicia, Pero ningún presidente
desea cambiar a la Administración de Justicia. Ni Moreno, ni Lasso, ni Noboa,
han propuesto jamás depurar la administración de Justicia. Y todos han hecho
consultas ciudadanas, pero nadie aborda ese aspecto fundamental en una
sociedad. ¡Noboa no ha propuesto jamás nada al respecto, pero está muy
preocupado para que se permitan los juegos de azar en los casinos de hoteles de
cinco estrellas!
¿Por qué los delitos más comunes
y que más se presentan en los países de Sudamérica no son los mismos que se
producen en Suecia, Noruega, Dinamarca, u Holanda? ¿Creen que es un problema de
genes o racial? Nada de eso. En nuestros países los delitos más comunes son los
de carácter económico y de raíz social. Miremos los porcentajes de los presos
por el tipo de delito. Hacia fines de la década del sesenta, hace décadas, el
distinguido jurista lojano Jorge Hugo Rengel, elaboró un texto sobre el origen
social del delito o “Concepción Sociológica del Delito”. Las encuestas
evidenciaron que el 85% de los presos eran por hurtos, robos, microtráfico;
eran los pungas, arranchadores, escaperos, y ese tipo de delitos.
Los jóvenes que ingresan a las
organizaciones delictivas no lo hacen por el texto constitucional, sino porque
no tienen trabajo ni estudio y les ofrecen ganar algunos cientos de dólares
para que sobrevivan sus familias. Entre el 2011 al 2019 quedaron fuera de las
universidades, por regulaciones discriminatorias, un millón 300 mil jóvenes y
de ellos un millón no poseían trabajo. A la oligarquía no le ha importado jamás
la vida del pueblo. Ellos solo piensan en las privatizaciones, comisiones,
“mordidas”, e incrementar sus fortunas con total impunidad. Ahora proponen una
Asamblea en la que ellos tengan mayoría con un Consejo Nacional Electoral de
bolsillo. ¡Para ello ponen a trabajar a sus miles de troles para convencer a la
ciudadanía con mentiras, calumnias, ataques, distorsiones e inventos!
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